29/12/2025

De la pasión heredada a la ganadería del futuro: el ingeniero agrónomo que impulsa el forraje hidropónico con inteligencia artificial

Los módulos pueden producir hasta 1200 kilos de forraje cada nueve días; aportan mayor proteína y digestibilidad. AGROFY NEWS - 26/12/2025
 
El ingeniero agrónomo Tomás Pennisi encontró en la hidroponía una pasión heredada y una respuesta tecnológica para los desafíos de la ganadería moderna. Desde Sastre y Ortiz, Santa Fe, trabaja junto a SiloSiembra como asesor agronómico, una empresa argentina que impulsa la revolución del forraje hidropónico con un sistema automatizado que combina inteligencia artificial, eficiencia y sustentabilidad.
“El vínculo con la hidroponía lo hice a través de mi padre. Él no era ingeniero agrónomo, pero siempre fue un fanático de la actividad”, recordó Pennisi. Su historia con el agro comenzó casi por casualidad. En un principio, pensaba estudiar medicina, pero su abuelo tenía campo en el norte de Santa Fe y fue su padre quien lo animó a seguir el camino de la agronomía. “Yo ni sabía que existía esa carrera”, comentó entre risas.
Desde fines de los noventa, su camino fue autodidacta: se formó leyendo, experimentando y participando en encuentros del sector. En 2012, dio el salto a la escala comercial con producción la de aromáticas y verduras. Esa experiencia lo llevó a conocer el potencial del forraje verde hidropónico (FVH), aunque también las limitaciones de los sistemas tradicionales: altos costos, mucha mano de obra y falta de estabilidad en la calidad.
“Yo veía que era complicado, que muchos equipos no satisfacían lo que el productor necesitaba. Eran máquinas que hacían pasto, pero no soluciones”, resumió.
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Una tecnología que revolucionó el paradigma

Todo cambió cuando conoció a los fundadores de SiloSiembra, una empresa que había desarrollado un sistema para producir forraje hidropónico con automatización total. “Lo que más me atrajo fue que era un sistema totalmente automatizado: no había que preparar bandejas, sembrar, lavar semillas ni estar pendiente del riego todos los días”, destacó Pennisi.
La tecnología, íntegramente argentina, combina ingeniería agrícola, sensores ambientales y algoritmos que ajustan riego, ventilación, temperatura y luz en tiempo real. Cada módulo —de 4 x 3 x 2,5 metros— puede producir hasta 1200 kilos de forraje cada nueve días, con más del 25 % de proteína y 90 % de digestibilidad.
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El sistema requiere sólo dos horas de manejo diario y puede instalarse en espacios adaptados, incluso galpones o estructuras existentes. Además, ejecuta disparos automáticos de agua oxigenada para prevenir hongos y puede operar con aguas de conductividad elevada.
 
Pennisi explicó que cada módulo trabaja con cinco inteligencias artificiales que regulan todas las variables del sistema —riego, temperatura y controla los sensores— sin intervención humana. Aclaró que estas operan “como en la sombra”, procesando datos y realizando ajustes automáticos sin sobrecargar al productor con notificaciones constantes. También señaló que los módulos funcionan en red y aprenden entre sí, incorporando información de otros equipos instalados. De ese modo, lejos de depreciarse con el tiempo, la tecnología se vuelve cada vez más eficiente a medida que acumula experiencia colectiva.

Una biofábrica que produce proteína y eficiencia

La propuesta de SiloSiembra va más allá de la automatización: busca cambiar la lógica de la producción forrajera. “Nosotros no vendemos un chiche con luces, vendemos una unidad de negocios. Con estos equipos el productor puede aumentar su productividad, liberar campo y bajar costos”, enfatizó el ingeniero.
Gracias a su eficiencia, cada módulo permite producir la misma cantidad de alimento utilizando un 99 % menos de suelo y un 95 % menos de agua que la agricultura forrajera tradicional, lo que convierte al sistema en una verdadera expresión de intensificación sostenible. En el showroom de Sastre y Ortiz, donde se prueban y validan los equipos, Pennisi aseguró que lograron ganancias de peso diarias de entre 1,5 y 1,7 kilos por animal.
“Esa ganancia de peso le permite al productor acortar los ciclos, mejorar la rentabilidad y reducir riesgos sanitarios, ya que el sistema no presenta micotoxinas ni parasitosis”, explicó el ingeniero.  El forraje se produce a partir de un germinado de solo nueve días, que genera alrededor de 1300 kilos por ciclo, con alta digestibilidad y sin provocar acidosis en los animales. “Al estar germinado, el animal no entra en estrés ni sufre acidosis; come tranquilo y aprovecha mejor los nutrientes”, detalló Pennisi.
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Además de reducir el riesgo sanitario, el sistema también disminuye las emisiones de metano, lo que lo vuelve atractivo en términos ambientales. “Como el animal digiere mejor, hay menos emanaciones y eso impacta en la huella ambiental”, agregó.
La plataforma tecnológica, por su parte, ya viene configurada para registrar trazabilidad y facilitar la certificación de bonos de carbono, un plus financiero para el productor. “Todo el protocolo está cargado en el sistema; no es que haya que medir desde cero. Eso después le permite al productor acceder a otros mercados o certificaciones”, explicó el especialista.

Forraje verde y seco en un mismo sistema

El sistema combina la producción de forraje verde hidropónico (FVH) y forraje seco hidropónico (FSH), lo que permite ofrecer una dieta equilibrada y estable para el ganado. Según explicó Pennisi, en un mismo esquema de trabajo se pueden producir trigo, girasol y maíz —que aportan proteína y energía— junto con avena, que provee fibra larga y mejora la rumiación.
“En un mismo ciclo hacemos trigo, girasol, maíz y avena; así garantizamos proteína, energía y fibra, y todo con un alimento que el animal come más y mejor”, detalló.
 
El ingeniero agregó que el sistema también contempla un proceso de desecado automático: 48 horas antes de la cosecha, el módulo corta el riego para reducir la humedad del forraje y facilitar su manipulación.
“Eso nos permite evitar problemas digestivos en un 90 %, como la diarrea o la acidosis, y a la vez producir un alimento de altísima digestibilidad y palatabilidad con un 85 %”, explicó. En un planteo de 100 vacas, precisó, se requieren unos 14 módulos, de los cuales 10 pueden destinarse a trigo, girasol y maíz, y los restantes a avena para aportar materia seca y estabilidad nutricional.

Primeros módulos en Entre Ríos y expansión regional

En las próximas semanas, SiloSiembra instalará sus primeros dos módulos en la provincia de Entre Ríos, en una cabaña de raza Boer dedicada a la genética caprina, ubicada en Feliciano.
Pennisi explicó que la idea inicial es instalar y ajustar los equipos para luego realizar una presentación abierta, con el objetivo de que otros productores puedan conocer de primera mano la tecnología. “Buscamos productores que se animen a dar el primer paso. Germán, el dueño de la cabaña El Fortincito, viajó a Sastre, conoció el sistema, vio los resultados y decidió incorporar dos módulos”, señaló.
El referente de SiloSiembra comentó que ya están recibiendo numerosas consultas y que él mismo coordina las gestiones y demostraciones. “Estamos hace menos de un año y seguimos evolucionando: se actualiza el software, las semillas, las combinaciones, los protocolos de riego y todo el sistema de monitoreo”, destacó.
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De cara al próximo año, el equipo planea participar nuevamente en Agroactiva e instalar nuevos módulos en Ramírez, donde avanzan conversaciones con La Ganadera de Ramírez. “La idea es seguir creciendo en la región centro con ejemplos concretos y resultados visibles”, dijo Pennisi.
El ingeniero agregó que los módulos fueron diseñados para trabajar en condiciones adversas, incluso con altas temperaturas o aguas duras, y pueden adaptarse a estructuras existentes, como galpones o establos. “No necesitan sol directo, pueden funcionar bajo techo y cuentan con iluminación LED para días nublados. Además, una división de la empresa se encarga de todo lo relacionado con energía solar, bombas y controladores”, detalló.
Por último, destacó el sistema de autodesinfección automática mediante disparos ocasionales de agua oxigenada, que previene la aparición de hongos en las raíces. “Cuando los hongos entran en la raíz, el animal ya no come ese forraje. Por eso diseñamos un sistema que detecta las condiciones de humedad y temperatura y actúa solo, para evitar ese tipo de problemas”, explicó Pennisi.
Con dos años en el mercado y más de una década de investigación previa, SiloSiembra representa una nueva forma de producir alimento para el ganado, sin depender del clima ni de grandes superficies. “Lo que queremos es venderle al productor una solución. Que pueda producir su propio alimento, con costos previsibles y sustentabilidad real”, resumió Pennisi.